El aval es una garantía del cumplimiento de una obligación.
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El aval se entiende como una garantía del cumplimiento de una obligación, para que en el caso de que no se pueda hacer frente al compromiso, alguien responda (de forma solidaria por lo general) en nombre del deudor, frente a un tercero.
El tipo de obligaciones que se contemplan en estos casos suelen ser monetarias, pues son las que tienen una regulación legal, pero existen otras opciones.
Tipos de avales
Según la obligación que se garantiza:
Aval económico: obligaciones monetarias o de entregas de bienes en contraprestación.
Aval técnico: obligación de ejecutar trabajos o prestar servicios en los términos previamente acordados.
Tipos de avales dependiendo de quien emite el aval (emisor):
- Aval personal: es el emitido por una persona física/jurídica, la cual se compromete al pago de la deuda en caso de incumplimiento del deudor principal.
Finalmente, los avales personales se ofrecen como garantía adicional a la patrimonial del deudor.
- Aval bancario: es el emitido por una entidad financiera, la cual se compromete al pago de la deuda en caso de incumplimiento.
¿Qué agentes intervienen?
En una operación de este tipo intervienen los siguientes agentes:
El avalista: es la persona o entidad dispuesta a hacer frente a los compromisos del avalado.
El avalado: es la persona o entidad que se ha comprometido con el beneficiario del aval.
El beneficiario del aval: es la otra parte de la relación, la cual recibirá lo pactado, ya sea por medio del avalado o del avalista, en caso de imposibilidad de cumplimiento.
¿Cómo funciona?
Dependerá del tipo de aval, pues los avales bancarios, por ejemplo, necesitan del cumplimiento de muchos más requisitos que un aval personal por lo general. Un aval bancario te pedirá unos requisitos más estrictos (pólizas de seguro…) dependiendo de la capacidad económica que muestres tras la realización de un estudio previo.
A grandes rasgos, este tipo de operaciones deben realizarse siempre mediante contrato escrito y en muchos casos debe elevarse a escritura pública (los bancarios, siempre).
Usos más habituales
Los avales personales son muy comunes en créditos al consumo y financiación de empresas. Por regla general, estos avales son “gratuitos”, es decir, el avalista no recibe ninguna contraprestación del avalado por otorgar el aval.
Los avales bancarios se utilizan principalmente para garantizar un préstamo, para avalar a empresas frente a terceros y últimamente, cada vez más frecuentemente, se utilizan en los arrendamientos de inmuebles, para asegurar la capacidad de pago.
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Esperamos que esta información te resulte muy útil.